Las Islas Hawaii, escenario del estudio |
Las islas Hawaii eran hasta 2007
un santuario para las abejas. Sin embargo, la llegada del ácaro varroa,
parásito de las abejas y reservorio de uno de los virus más letales que atacan
al insecto, está causando el colapso de
cientos de colmenas. Un equipo de investigadores ha aprovechado esta desafortunada circunstancia para estudiar la evolución de la asociación ácaro-virus-abeja desde la irrupción del parásito.
Abeja en su panal |
Las abejas no son simples
productoras de miel. Ecológicamente, debido a su función polinizadora, son una
pieza clave para mantener la biodiversidad y en el plano económico son la base
de una importante industria sostenible.
Sólo en 2010, las abejas españolas produjeron 34.550 toneladas de miel
(de las cuales 18.448 fueron exportadas) y 1.646 toneladas de cera. Pero las abejas no solamente producen miel y
ceras sino que también recolectan polen y
propóleo y fabrican jalea real (el alimento que producen las obreras
jóvenes para alimentar a la reina). Sin embargo la laboriosa existencia de este
insecto tan beneficioso se ve amenazada por distintos factores: desde
pesticidas químicos a diversos virus.
El ácaro varroa |
Uno de los virus más letales, el
virus de las alas deformes, afecta a las abejas jóvenes y a las crías y
provoca, además de la deformación de las alas, el acortamiento del abdomen. Sin
embargo, el colapso de la colonia por este virus está asociado con la presencia
en la colmena del ácaro varroa, un parásito externo de las abejas que se
alimenta de su hemolinfa. ¿Por qué el ácaro
varroa aumenta la letalidad del virus? El escenario para responder esta
pregunta se generó en 2007 en las islas Hawaii, cuando el ácaro varroa llegó a
la isla Oahu. Los investigadores Nikaido y Villalobos llevaron a cabo un primer
estudio en esta isla y describieron el colapso de 274 colmenas de un total de
419, así como la desaparición de colonias silvestres. Un año después, en 2009,
el equipo encabezado por Stephen J. Martin analizó la prevalencia y la carga
viral en zonas libres y en las infectadas por varroa. Descubrieron que en las
áreas donde no estaba presente el parásito el virus se encontraba en un 6-13%
de las colmenas y la carga viral era de 1000 copias del virus por abeja. Sin
embargo, en las zonas donde había llegado el ácaro había un 75-100% de colmenas afectadas y la
carga viral de cada abeja era un millón de veces superior. Además se observó
que, mientras que al inicio del proceso existían distintas variantes del virus
de las alas deformes, con el paso del tiempo la diversidad del virus disminuía
hasta encontrar una única cepa dominante en las decenas de colmenas
estudiadas. Parece que la presencia de
varroa selecciona con el tiempo variantes del virus que tienen una ventaja
competitiva sobre el resto, de ahí que el colapso de la colonia no se dé con la
irrupción de varroa sino a los tres años de su llegada, cuando ha transcurrido
el tiempo necesario para seleccionar las variantes del virus mejor adaptadas a
la transmisión mediada por el parásito. Eliminar el ácaro sería una posible
solución, pero no suele erradicarse completamente de la colmena y se mantiene por transmisión vertical desde
las reinas y los zánganos.
Parece claro que allí donde se
asocien el ácaro varroa y el virus de las alas deformes el futuro de las abejas
está seriamente comprometido. Para la
lucha contra la varroasis el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente
destinará este año 2.325.000 euros, que se emplearán principalmente en tratar
las colmenas con productos sanitarios para controlar la población del ácaro.
Ojalá que las investigaciones continúen avanzando para que todos podamos seguir
disfrutando de los beneficios de las abejas.
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