domingo, 7 de julio de 2013

Unagi, la anguila que brilla



Hasta ahora las proteínas fluorescentes se habían aislado en organismos inferiores como medusas o bacterias. Sin embargo, un grupo de científicos japoneses ha identificado la primera proteína fluorescente en un vertebrado, la anguila unagi. Las aplicaciones clínicas del descubrimiento son inmediatas.

Unagi, ¿no es un tipo de sushi? Sí, es una anguila de agua dulce, ingrediente básico de la cocina japonesa. Y, ¿no era aquello de lo que hablaba Ross, el personaje de Friends? Sí,  los guionistas de Friends se tomaron la licencia de atribuir este nombre a un concepto de karate que implica total conciencia (en realidad zanshin).  Pues además de todo eso ahora el unagi es el primer vertebrado del que se aísla una proteína fluorescente, UnaG, de Unagi Green (su fluorescencia es verde). 



Tras su decubrimiento en 1998 y Premio Nobel en 2008, las proteínas fluorescentes revolucionaron el campo de la biología molecular, pues permiten localizar proteínas dentro de las células e incluso seguir sus dinámicas. No brillan continuamente, sólo cuando se les ilumina con determinado espectro de luz (en este caso azul) así que no se ven a simple vista a no ser que se busquen. Hasta ahora siempre se habían encontrado en organismos inferiores y el aislar esta propiedad en un vertebrado, un animal más cercano a nosotros que una medusa o un coral, abre un campo de posibilidades mucho mayor. 

Unagi
 
Lo que realmente hace atractiva a UnaG es que no es fluorescente hasta que reacciona con un metabolito muy común en los humanos: la bilirrubina. La bilirrubina es uno de los productos que se generan al metabolizar la hemoglobina de los glóbulos rojos que son eliminados y por ende un marcador de la función hepática y de enfermedades como el kernicterus, una enfermedad grave de neonatos. Los autores del estudio han diseñado ya un ensayo para medir de manera precisa y rápida la bilirrubina en sangre, una práctica muy común en todos los hospitales que hasta ahora se medía de manera indirecta y aproximada. Además la proteína puede liofilizarse y transportarse a cualquier lugar del mundo para el ensayo, siendo el equipamiento para el mismo mínimo y el tiempo para obtener el resultado 10 minutos.

Unagi convertida en sushi


Cuando la bilirrubina y UnaG se unen aparece la fluorescencia y lo mejor es que esta unión es reversible, una herramienta de la que hasta ahora no se disponía en investigación: gracias a UnaG podrán diseñarse sistemas de expresión inducible, es decir, que la proteína fluorescente esté sólo presente cuando se añada bilirrubina o se induzca su producción. Se podrá por ejemplo medir la vida de una proteína sin necesidad de añadir ligandos fluorescentes y quenchers.


                                     Ahora si te sube la bilirrubina, te la medirán de forma precisa

Otra de las ventajas de UnaG es que es fluorescente incluso cuando no hay oxígeno, algo que no ocurría en el caso de las GFP comunes. Esta propiedad permitirá  por ejemplo utilizarla para seguir proteínas en zonas anaeróbicas dentro de tumores o para estudiar microorganismos que viven en ambientes sin oxígeno.

¿Y qué hace esta proteína en la propia anguila? Su función tendrá que ser estudiada en más detalle pero los investigadores aventuran que podría ayudar a la resistencia muscular, pues las anguilas japonesas nacen en ríos y migran largas distancias para desovar en el mar.  La proteína se ha observado en otras anguilas que también recorren kilómetros y los investigadores esperan que el descubrimiento ayude a protegerlas pues algunas, incluyendo a unagi, se hayan en peligro de extinción.

El estudio publicado en Cell hará que miremos nuestro sushi de otra manera, ¡quizás con luz azul!

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