La fotosíntesis es un proceso
característico de las plantas pero también propio de algas, cianobacterias y
algunos hongos. Ahora un equipo del Sophia Agrobiotech Institute (Francia) ha descubierto que los áfidos del guisante
son capaces de utilizar la energía del sol para producir energía.
Los insectos siguen estando de
actualidad y esta vez la campanada la han dado los áfidos, esos insectos que
todos conocemos como pulgones y que hemos visto invadiendo por ejemplo los rosales del patio. Este insecto, tan
pequeño y demoledor para jardines y cultivos, es un bicho curioso: tiene una
fase de reproducción sexual pero también se reproduce por partenogénesis e
incluso pueden nacer ya preñados. El organismo modelo para estudiar estos
insectos es el áfido que parasita leguminosas como el guisante, el Acyrthosiphon pisum, y los científicos
lo tenían en su punto de mira desde que en 2010 se descubrió que tenían genes
para sintetizar carotenoides.
El protagonista de esta historia: el áfido del guisante |
Los carotenoides son los
responsables del color naranja de las zanahorias y del rosa de los flamencos.
Son utilizados por los organismos fotosintéticos para absorber la luz en
longitudes de onda donde la clorofila no es tan eficaz y captar así un mayor
número de fotones para producir más energía. En los organismos no
fotosintéticos la presencia de
carotenoides se suele relacionar con mecanismos antioxidantes y por ejemplo el
beta caroteno es un precursor de la vitamina A. Hasta 2010 no se conocía ningún
animal capaz de producir carotenoides y se daba por hecho que todos los
ingerían a través de la dieta. Sin embargo, un equipo de la Universidad de Yale
descubrió que los áfidos tenían genes para sintetizarlos. Pero, ¿por qué razón
los producen? ¿Cuál es el significado biológico de esta caprichosa síntesis?
Los carotenoides dan color a flamencos y zanahorias |
Para responder esta pregunta el
equipo de Alain Robichon generó una línea de áfidos adaptada a sobrevivir y
crecer a temperaturas bajas y observaron que ésta tenía pigmentación verde
(cuando crecen en condiciones óptimas (22ºC) estos áfidos son naranjas). Por otro lado contaban con otra línea de
color blanco, pigmentación que aparece espontáneamente en grandes poblaciones
con pocos recursos a su disposición.
Primero comprobaron que las diferentes pigmentaciones se correspondían
con un contenido distinto de carotenoides: los verdes tenían más, lo blancos no
tenían y los naranjas contaban con un
nivel intermedio de estos compuestos.
Descubrieron después que los áfidos verdes producían más ATP (la
molécula almacén de energía de los seres vivos) que los naranjas y éstos más
que los blancos y que además al pasar los naranjas de la oscuridad a la luz se
observaba un incrementos en la producción de energía, algo que no se observaba
en los áfidos blancos control. Para producir ATP hace falta que se reduzca la
coenzima NAD+ a NADH y que este NADH pase a la mitocondria para liberar los
electrones que desencadenan el flujo de protones y la síntesis de ATP. Los
investigadores también midieron los niveles de NAD+ y NADH al pasar de
oscuridad a luz los áfidos naranjas y observaron un aumento de NADH que no se
apreciaba en la línea de áfidos blancos.
La cadena de transporte electrónico de la mitocondria,donde el NADH cede sus electrones para generar flujo de protones y con él ATP (energía) |
Así, parece que los áfidos del
guisante utilizan sus carotenoides para captar luz y producir energía, teniendo además los
pigmentos distribuidos en una fina capa bajo la cutícula, contando con la disposición
óptima para este menester. Hay que tener en cuenta que en realidad por el
momento no se está hablando de un proceso fotosintético: en la fotosíntesis la
energía del sol se utiliza en los cloroplastos para fijar CO2 y
producir azúcares (biomoléculas orgánicas), mientras que en el proceso
descubierto en los áfidos se obtiene poder reductor que en la mitocondria se
usa para generar energía (ATP) que será luego consumida en distintas funciones
celulares.
Pero, si la dieta de un áfido es
rica en azúcares, ¿para qué necesita mecanismos de producción de energía tan
poco usuales en animales? Podría tratarse de un plan B para casos de
emergencia: no hay que olvidar que la línea adaptada al frío (el invierno no es
la mejor época para las leguminosas) es la que tiene un mayor contenido de
carotenoides.
Está claro que hasta la forma de
vida más insospechada puede sorprendernos, abramos bien los ojos.
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