¿Cuáles son las bases biológicas
que permiten que podamos leer y escribir? Un equipo de investigadores franceses
ha descubierto que los babuinos son capaces de distinguir entre palabras y
combinaciones de letras al azar. Podría ser que la habilidad de reconocer
letras y su posición en una palabra esté presente en los primates y que leer no implique
necesariamente tener un lenguaje.
Cuando nos enseñan a leer,
primero nos presentan las letras y los sonidos que les van asociados. Después
nos explican cómo combinarlas para formar sílabas, las repetimos y con ellas
vamos componiendo las palabras a las que finalmente asociamos un significado.
Así, siempre se había pensado que el hecho de hablar, de poseer un lenguaje
oral (o en el caso de los sordos el lenguaje de signos), predisponía al cerebro
para ser capaz de identificar las letras y su posición en la palabra, es decir,
lo que técnicamente se conoce como procesamiento ortográfico. Sin embargo, no
hace mucho tiempo se descubrió que el procesamiento ortográfico lo realiza una
región del cerebro asociada con la identificación de caras y objetos y el grupo
de investigadores liderado por Jonathan Grainger pensó que quizás el mismo
mecanismo que permite reconocer caras se haya adaptado para reconocer las
letras. Entonces decidieron desafiar la hipótesis dominante: ¿realmente es
necesario poseer un lenguaje previo para ser capaces de identificar palabras?
Para comprobarlo los
investigadores se sirvieron de babuinos, primates cuyo lenguaje es mucho más
simple que el de los humanos, que desde luego no realizan sonidos similares al
inglés pero cuya visión es muy parecida a la humana. Les construyeron un
recinto donde instalaron varias pantallas táctiles a las que los monos podían
acceder libremente trepando. En las
pantallas aparecían 4 letras, unas veces se trataba de palabras inglesas y
otras de combinaciones aleatorias (lo que llamaron no-palabras). El babuino podía elegir entre dos símbolos y
cuando identificaba una palabra le caía del techo un puñado de frutos secos.
Las palabras se iban repitiendo y las no-palabras apenas volvían a aparecer. A
las listas se iban incorporando nuevas palabras a medida que el animal avanzaba
en el aprendizaje. Los babuinos lograron aprender a distinguir entre palabras y
no palabras, equivocándose más cuando las no-palabras se asemejaban más ortográficamente
a palabras que los babuinos ya habían aprendido.
¿Irán alguna vez a la biblioteca? |
Los autores concluyen que sus
babuinos han aprendido a identificar las letras y a valorar la posición de una
letra dentro de la palabra como válida o no según las frecuencias en las que
éstas iban apareciendo y que por tanto no es necesario un conocimiento previo
del lenguaje para el procesamiento ortográfico. La primera consecuencia es que
aprender de manera estadística según las probabilidades de que dos objetos (o
letras) estén juntos, podría no ser una característica única de los humanos y
estar presente en otras especies. Además, esta habilidad podría provenir de una
adaptación del mecanismo más primitivo
que permitía reconocer objetos y caras, es decir, los circuitos neuronales se
reciclan para adaptarse a los nuevos comportamientos, como leer y escribir.
El artículo ha sido controvertido.
Los expertos Platt y Adams apoyan por completo el estudio pero otro científico,
William Bains, diseñó un algoritmo para discriminar palabras de no palabras y
así intentar demostrar que la discriminación de los babuinos no se basa en la
frecuencia de aparición de las letras. Los autores no están de acuerdo con su
crítica pero en cualquier caso todos concluyen que los babuinos han logrado
clasificar caracteres abstractos y que esta habilidad podría ser la misma que
facilita el procesamiento ortográfico.
¿Se convertirán algún día los babuinos en lectores? Es mucho decir pero parece que al menos son capaces de distinguir nuestras palabras.
Podéis seguir el blog y otras noticias curiosas sobre ciencia en Facebook
En twitter lo encontraréis en @xcienciainfusa
En este video el propio Grainger os cuenta el experimento
Más información en el artículo y en los comentarios que lo acompañan:
http://www.sciencemag.org/content/336/6078/245?utm_content=research&utm_medium=facebook&utm_campaign=science&utm_source=shortener
No hay comentarios:
Publicar un comentario