Cuando el Proyecto Genoma Humano
secuenció nuestro genoma e identificó las secuencias codificantes, los
genes, la tarea de conocer nuestro
material genético sólo acababa de comenzar: apenas sabíamos lo que significaba
el 1% de nuestro genoma. En este punto tomó las riendas el proyecto ENCODE
(ENCyclopedia Of DNA Elements), formado por un consorcio internacional que
desde 2003 ha buscado rellenar los huecos e identificar los elementos
funcionales, aquellas secuencias con significado regulatorio, en el hasta ahora
desierto intergénico. En 2012 podemos decir que lo han conseguido: se ha
asignado algún tipo de función al 80% del genoma, es decir, el ADN basura es
prácticamente inexistente, lo que cambia de manera radical la visión que se
tenía hasta ahora de nuestro material genético.
Para lograr este objetivo los
científicos implicados en el proyecto han generado miles de datos, de mapas, de
secuencias, que impresas ocuparían kilómetros y que forman parte de 30
artículos publicados en distintas revistas. Para que podamos acceder a los
datos más fácilmente sin perdernos nada del tema que nos interesa, la
información se ha organizado en 13 hilos, una especie de libros que reúnen los
párrafos más interesantes, las figuras relevantes y las tablas de cada tema. Se trata de una manera nueva de mostrar los
datos para poder hilar la información.
Una situación similar se da en el
proyecto Open Tree of Life, que pretende construir un árbol relacionando por
parentesco las distintas especies de seres vivos, que son más de 2 millones. No
hay papel suficientemente largo para representar el árbol de la vida, pero los
bioinformáticos Rosindell y Harmon han dado con la solución: imitar el sistema
de los mapas de Google, que como todo el mundo sabe se basa en ampliar la zona
de interés para obtener con cada clic un mayor grado de detalle. Por el momento han publicado su explorador OneZoom
en Plos Biology, aplicado hasta ahora al árbol filogenético de los mamíferos,
con más de 5000 especies. Según vamos
haciendo zoom en el árbol podemos ver las distintas ramas que nos guían hasta
las hojas, representando cada una una especie. Mediante un código de colores se
indica el grado de conservación de la especie y también se nos informa sobre el
momento en el que apareció, el nombre popular y el nombre científico. Además
accedemos a un enlace que nos conecta con la entrada correspondiente en
Wikipedia. El próximo paso es el árbol de los anfibios y en 2014 se espera
tener el árbol de la vida al completo, un árbol dinámico que podrá ser actualizado por los científicos. Por otro lado, los planes para el futuro
incluyen añadir fotografías y más información sobre cada especie, diseñar una
aplicación para el móvil, incluir juegos interactivos para museos y otros
centros educativos y además incluir animales domésticos, que hasta ahora no
aparecen reflejados.
El árbol de los mamíferos |
No hay duda de que el futuro
traerá más y más datos. Organizarlos debidamente y de forma fácil e intuitiva
será lo que nos permita aprovecharlos, por eso, si aún no tiene ningún amigo
bioinformático, empiece a buscarlo.
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