jueves, 6 de septiembre de 2012

Las enzimas promiscuas siguen vigentes


La promiscuidad enzimática no es cosa del pasado. Según un estudio publicado en Science las enzimas generalistas o no específicas catalizan un 65% de las reacciones metabólicas en E. coli. Además los investigadores destacan tres diferencias fundamentales entre las dos clases de enzimas y analizan los factores que favorecen la evolución hacia una enzima específica.

Las enzimas son las nanomáquinas que aceleran las reacciones químicas celulares,  realizando todo tipo de tareas: desde construir ADN a digerir los nutrientes. Tendemos a pensar que las enzimas son catalizadores específicos, es decir, que aceleran una reacción a partir de un único sustrato. Si bien estas enzimas existen, hay otras que son menos exigentes y pueden transformar una amplia variedad de moléculas o catalizar distintas reacciones químicas utilizando varios centros activos: las enzimas generalistas. La teoría es que estas enzimas son versiones menos evolucionadas, pero, ¿por qué unas enzimas han evolucionado hasta especializarse en tareas muy concretas y otras en cambio siguen siendo flexibles? ¿Qué peso tienen las enzimas generalistas en un organismo?

El sustrato encaja en el centro activo, donde se realiza la catálisis

Para poder responder a estas preguntas los  investigadores de la Universidad de California San Diego han utilizado la bacteria modelo, E. coli. Sin embargo no han estudiado una reacción concreta o una cierta ruta sino que han conectado las rutas metabólicas de la bacteria integrando  todos los datos, es decir, han construido un modelo para estudiar el sistema entero.  

E. coli
Primero clasificaron las enzimas de la bacteria: al parecer un 37%  son generalistas y catalizan  el 65% de las reacciones metabólicas conocidas. Pero, ¿qué caracteriza a cada grupo? Sometiendo el modelo metabólico a diferentes condiciones de crecimiento descubrieron que las enzimas específicas tienen una actividad mayor, es decir, trabajan más que las promiscuas.  Además, basándose tanto en datos empíricos como en su modelo, comprobaron que la mayoría de las enzimas específicas son esenciales. Por otro lado, se plantearon si el hecho de que una enzima catalice una única reacción puede suponer que se regule más fácilmente y que por tanto responda más rápidamente a cambios ambientales. Para testar esta hipótesis simularon más de 15.000 cambios ambientales y observaron que era mucho más probable que una enzima específica modificara su actividad para adaptarse. Para reforzar este dato cruzaron su modelo con distintas bases de datos y constataron una asociación entre regulación metabólica y enzimas específicas.

E. coli en versión peluche

No contentos con el estudio global de la bacteria se preguntaron si estas características estarían conservadas en otros organismos y realizaron modelos similares para una arqueobacteria y para un par de microrganismos eucariotas (S. cerevisiae y C. reinhardtii), obteniendo resultados similares.

Así,  parece que no sólo las enzimas ancestrales eran promiscuas: una parte significativa de las enzimas actuales sigue siendo generalista, quizás porque estas enzimas, al ser menos importantes para la célula no han sido sometidas a una gran presión evolutiva. Los autores puntualizan que algunas enzimas pueden no verse sometidas a estas fuerzas evolutivas y ponen como ejemplo las enzimas que eliminan una gran variedad de toxinas: es deseable para la célula que el espectro de toxinas que pueden degradar sea amplio.
El caso contrario será el de una enzima generalista que, a causa de un cambio ambiental, tenga que aumentar su actividad. Según este estudio evolucionará para hacerse más específica.

Es bueno de vez en cuando revisar lo que nos contaron los libros de texto….

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